por Jorge Álberto Chávez Reyes*, twitter@limagaynet
La crisis en Venezuela se hace cada día más profunda. En países cercanos, como Colombia, Ecuador y Perú nos queda claro cuando vemos a venezolanos y venezolanas en las calles tratando de ganarse la vida y cuando los vemos reunirse en manifestaciones contra el régimen dictatorial que gobierna su país.
Ya todos sabemos que hay una crisis humanitaria en Venezuela. La gente literalmente se está muriendo de hambre porque la economía del país ha colapsado, y apenas hay comida en los supermercados. Las cosas son tan malas que se está racionando pasta de dientes y papel higiénico.
Las protestas contra Maduro involucran a cada vez más venezolanos, sobre todo en las ciudades y centros urbanos principales. A nadie parece importarle que el régimen los haya amenazado con 10 o más años de cárcel. Más de 120 manifestantes han muerto en los últimos cuatro meses. Otros 14 fueron reportados como muertos en los enfrentamientos del domingo durante la votación para elegir una Asamblea Constituyente con la que Maduro perpetra un auto-golpe y destruye lo muy poco que quedaba de democracia en Venezuela.
Ni siquiera se cumplió con la constitución actual, dada por Hugo Chávez que preveía un referéndum previo para consultar si el pueblo creía que la carta magna debía ser revisada.
Veamos de qué se trata la Constituyente:
- Habrá 545 delegados a la asamblea. Aproximadamente dos tercios (364) serán escogidos de acuerdo a la geografía. Cada uno de los municipios del país tendrá que elegir un delegado; Las capitales de los estados obtienen dos; Caracas tiene siete.
- Debido a que Venezuela es un país predominantemente urbano, y porque los estados más poblados tienen menos municipios, esto dará a los votantes rurales (que apoyan a Maduro) mucho más peso en la composición de la asamblea. Por ejemplo: El estado de Miranda, con una población de 3 millones de habitantes, tendrá cuatro delegados menos que Falcón, con una población de apenas 1 millón de habitantes.
Además, 181 candidatos serán seleccionados por varios distritos electorales y grupos sociales. Por ejemplo, los estudiantes elegirán 24 miembros a través de elecciones sectoriales. Los trabajadores obtienen 79 representantes, pensionistas 28, empresarios cinco. Las comunidades indígenas ocho. No está claro por qué ciertos grupos electorales obtendrán este poder y no otros. Los líderes de la oposición dicen que sospechan que Maduro ha seleccionado sectores con fuertes lazos con él y Chávez.
La Constituyente tendrá poderes ilimitados, por encima de cualquier otra institución del Estado, incluido del propio presidente. Será ver quién la preside, ya que puede hacer una gran diferencia si es alguien afín a Maduro, como su esposa, Cilia Flores, o si es alguien que esté dispuesto a imponer su criterio por encima del jefe de Estado, como por ejemplo el peligrosísimo Diosdado Cabello.
Tras las elecciones del domingo, en el que en el mejor de los casos (cifras del gobierno de Maduro) participó alrededor de la mitad de los electores, queda claro que hay dos Venezuelas: La Venezuela que apoya el populismo de la “revolución socialista” iniciada por Hugo Chávez porque tiene trabajo seguro en el hipertrófico aparato estatal, subsidios y otros beneficios que se pagan con la riqueza petrolera creando una situación que ha llevado a casi cero la inversión y ha destruido toda forma de industria, y la Venezuela formada por las clases medias urbanas, con estudios superiores, profesionales o emprendedores que no se conforman con vivir de un estado que les da de comer y un espacio donde vivir a cambio de la sumisión total y bajo vigilancia, al estilo de la Oceanía de Orwell.
Para los próximos meses tenemos un panorama en que la oposición a Maduro ha emprendido un camino que todo indica no tendrá retorno. Seguirá peleando en las calles y en las redes, seguirá hablando con gobiernos de otros países y en foros internacionales hasta lograr un cambio de gobierno, hasta que la dictadura termine, hasta que Maduro se vaya.
La oposición no reconoce la Constituyente ni participó en la elección del domingo, pero ahora enfrenta un gran desafío ya que las fuerzas políticas que componen la coalición de la Mesa de la Unidad Democrática, son muy diversas.
La próxima semana, de 7 al 9 de agosto, se abre el plazo de inscripción para candidatos a las elecciones regionales, previstas para el 10 de diciembre y aún no queda claro si habrá una respuesta unitaria, si habrá partidos que busquen luchar desde la nueva institucionalidad de la Constituyente o si seguirán en la desobediencia civil y en el no reconocimiento de los poderes.
La oposición, con el apoyo de numerosos países que desconocen la Constituyente, puede ahondar en proclamar sus propias instituciones, como ya ocurrió al nombrar a magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y establecer las bases de un gobierno de unión nacional. De hecho, una de las voces más notables de la oposición, la ex diputada Maria Corina Machado, ya se ha manifestado en este sentido a través de sus redes sociales pidiendo incluso que la Asamblea Nacional- dominada por la oposición pero desconocida y despojada de sus poderes por Maduro – nombre embajadores ante países que no reconocen la Constituyente, entre los que se cuenta la mayoría de los vecinos de Venezuela en América del Sur.
De ocurrir lo que prevemos, se entraría creando en un Estado paralelo que profundizaría la división entre las dos Venezuelas y agudizaría el conflicto. Tal vez sea la única solución.
*Jorge Álberto Chávez Reyes è un giornalista ed attivista politico peruviano per i diritti umani, figura di spicco del movimento LGBTI di tutta l’America Latina. Appare in programmi televisivi e radiofonici. Vive a Lima dove si è diplomato in giornalismo e comunicazione alla locale università.
(2 agosto 2017)
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